1. Presta atención y escucha
Cuando escuchamos nos conectamos más a nuestras propias necesidades y emociones, así como con las de otras personas. Escuchar también nos fortalece y nos informa de lo que pasa, y hace que sea más fácil que otros nos escuchen.
2. La prioridad es la resolución del conflicto, y no ver quién tiene razón
No se trata de ganar o perder en la discusión, sino de mantener la relación y seguir adelante. Para eso es fundamental ser respetuoso con la otra persona y con su punto de vista.
3. Sin rencores: lo que importa es el hoy
Si te mantienes anclado en resentimientos del pasado tu capacidad para ver la realidad actual se verá afectada. Si quieres seguir adelante tendrás que centrarte en el momento (aquí y ahora) y resolver el problema actual, en vez de mirar al pasado.
4. Si puedes evitarlo no des lugar al conflicto
Resolver un conflicto puede ser agotador, por lo que haz todo lo posible por evitarlo si realmente puedes hacerlo, especialmente si se trata de un tema sin trascendencia.
5. Debes estar dispuesto a perdonar
Es imposible resolver el conflicto si no estás dispuesto a perdonar o eres incapaz de hacerlo. Si no eres capaz de liberar la necesidad de castigar al otro no podrás resolver el conflicto de verdad, incluso aunque se llegue a un acuerdo a una tregua.
6. A veces hay que dejar que las cosas pasen
Puede que en algunas ocasiones sea imposible llegar a un acuerdo. Pero “dos no discuten si uno no quiere”, por lo que puede ser buena opción en algunos desconectar y seguir adelante, sin dejar que el conflicto llegue a lo personal.
Aunque esto no siempre es posible o aconsejable, puede ser una opción para sobrellevar pequeños desacuerdos y que el conflicto no crezca y se convierta en algo realmente importante.